Porque a
pesar de todo
se puede soñar,
y entonces actuamos,
y cuando actuamos
somos,
lo que sea que fuera
somos.
Corremos hacia lo inexistente
para poder construirlo,
como un Dios,
a imagen y semejanza
de la mismísima esperanza de concebirlo.
Cuando se sabe confiar,
la acosadora adversidad
no es otra cosa
que el camino a la meca,
la obligación moral de ser,
el nacimiento de la existencia.
se puede soñar,
y entonces actuamos,
y cuando actuamos
somos,
lo que sea que fuera
somos.
Corremos hacia lo inexistente
para poder construirlo,
como un Dios,
a imagen y semejanza
de la mismísima esperanza de concebirlo.
Cuando se sabe confiar,
la acosadora adversidad
no es otra cosa
que el camino a la meca,
la obligación moral de ser,
el nacimiento de la existencia.
Existencia es insistir
perseverar,
descubrir y recorrer.
Cuando se es optimista,
o pesimista en su defecto,
nos convertimos en adivinos
de futuros que pierden el sentido.
Existimos
cuando podemos descubrir
no adivinar.
Somos cuando hacemos
no cuando pensamos,
aún cuando primero
debamos transitar ese estadío.
Vivimos, entonces,
solo cuando reconocemos el presente
sin tener la certeza de un futuro predecible.
Caminar
en la convicción de perseguir una utopía
que nos acerque lo más posible
a nuestros sueños más remotos.
Porque a pesar de todo,
se puede soñar,
y si se puede soñar
todo es posible.
en la convicción de perseguir una utopía
que nos acerque lo más posible
a nuestros sueños más remotos.
Porque a pesar de todo,
se puede soñar,
y si se puede soñar
todo es posible.