No hay nada para ofrecer.
Con los bolsillos vacíos
me pierdo en esta kermesse
Sin prisa pero sin pausa
no voy a ningún lugar
Soy el que escupe tu asado
para poder almorzar.
Putas fiestas de guardar
¿que carajos va a soñar?
Santos, diablos y tramposos
no pueden con mi ansiedad.
Aspira a algo,
pero aspira.
En esta ciudad de ficciones
quiero que nadie me encuentre.
Quiero que nadie se atreva
a subsidiarnos sermones.
Ey amigo, no te vayas!
Quedate amigo.
Quedate!
Las noches nos combierten en zombies
y las putas bailan desnudas en los monumentos de Recoleta.
Las vidas aguardan en los cementerios y los políticos
nos pisan los cesos, los huesos, los sueños,
y la noche daltónica nos entorpece el camino.
Se nos escapa todo,
se nos desvanece,
y lo vemos de a poco
de cerca, en grises metales que nos ahogan.
No se equivoquen.
No hay nada para ofrecer.
Con los bolsillos vacíos
me quedo en este burdel.
A menos que me apuñalen
se van a enterar quien soy.
Les pienso gritar verdades
hasta que apaguen mi voz.
En estas ciudades violentas
donde los ocultos mandan
voy a poner la cara,
rota y adormecida,
para que puedan pegar.
Pero nunca van a callarme.
Cuando me abracen el alma
voy a poder continuar.
Pero si nadie me toca
voy a dejar de soñar.